Historias de Federacion - El Viejo Reloj

Museo de los Asentamientos

Embrujo de un viejo reloj

El Reloj de la Vieja Iglesia de Federación, Entre Ríos


En el Museo de los Asentamientos de Federación hay un reloj que marcó la hora en que se anunció la construcción de la nueva ciudad. Sus agujas están detenidas en la 1.10 recordando aquel momento, aunque su péndulo sigue marchando acompasadamente.


Claudia Cagigas


La historia de Federación rebosa de hechos asombrosos, como el haber tenido a lo largo de su historia tres asentamientos y dos relocalizaciones desde su fundación en 1777, hasta la fecha. El primer traslado obedeció a guerras fraticidas. El segundo, a la inminente construcción de la represa de Salto Grande en la década del 70, cuando la ciudad debió ser demolida para dar paso al agua. De la arremetida de las topadoras sólo se salvó la capilla, que fue desarmada pieza por pieza y luego reconstruida con los mismos materiales y diseño arquitectónico en la Nueva Federación. Allí hoy funciona el Museo de los Asentamientos. En su penumbra, los latidos del tiempo resuenan profundos, acompasados, medidos por el péndulo de un viejo reloj que oscila inmutable como en tantos atardeceres del antiguo pueblo.

El ocaso tiene su embrujo, pero cuando se conjuga con el imán irresistible de viejos relojes el resultado puede ser fantástico... Manuel, uno de los miles de turistas que al año visitan Federación, recorría el Museo de los Asentamientos. Desprevenido, curioso y portador de una incontenible atracción por esas cosas de antes, se detuvo delante del gran reloj. Intrigado contempló su gigantesca maquinaria, la rozó suavemente con sus dedos, cerró los ojos y tuvo la certeza de ser testigo del Día de la Anunciación, tal como se lo habían contado.


El reloj marcaba la 1.10 de la tarde del 20 de septiembre de 1976. Las campanas tocaban sin pausa y el pueblo de Federación era un alboroto: los chicos salían de la escuela, la gente corría hacia la plaza para unirse en una cadena de oración y de golpe todo fue una fiesta. Había llegado la noticia, volverían a tener una ciudad, Federación sería reconstruida. ¿No era ése el compromiso asumido, levantar una nueva ciudad para reubicar a los vecinos? Lo era. Pero lo primero que hizo el presidente de facto Jorge Rafael Videla cuando asumió en marzo de 1976 fue olvidar la promesa, evitar el gasto y dejar librado al azar el destino de los federaenses para que se reubiquen en ciudades como Chajarí o Concordia. El golpe fue terrible.

Al hecho de ceder su pueblo, Federación tenía que agregar un sacrificio más: su propia existencia. Entonces la gente dijo basta y en septiembre de 1976 tres vecinos, aconsejados por el cura párroco, viajaron a Buenos Aires para reunirse con el ministro del Interior, de quien obtuvieron la promesa de la reconstrucción. Luego llamaron por teléfono a Federación y, tal como se había consensuado como señal de aviso, las campanas comenzaron a sonar llevando la noticia a cada rincón. Era “el Día de la Anunciación” –como lo llamó más tarde la poeta local Dora Arias. “En la época del traslado, este reloj fue desarmado y archivado durante muchos años en galpones municipales. Cuando la nueva ciudad se aprontaba a cumplir 20 años, se encargó a Pedro Tom Combis –empleado del municipio reconocido por sus habilidades- que lo pusiera en marcha y así fue. Durante la celebración, la máquina fue exhibida en la Escuela Pellegrini y luego volvió al taller de Combis, hasta que en 2004 pasó a formar parte del Museo de los Asentamientos”. Esa era la voz de Gisela Santiago, empleada del Museo de los Asentamientos, que trajo a Manuel de regreso en su viaje al pasado. Hoy, el gigantesco reloj tiene sus agujas detenidas en la 1.10, hora de la anunciación de la Nueva Federación y su pesado péndulo sigue oscilando grave, soñando con el día en que volverá a ser colocado en el sitio que merece: una gran torre desde donde pueda vigilar, como antes, la vida del pueblo.

Contactos en Federación: Dirección de Turismo (03456) 481586.

turismo@federacion.gov.ar



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