Leyenda de la Dueña de la Yerba
LEYENDA DE LA DUEÑA DE LA YERBA
La leyenda de la dueña de la Yerba tiene su origen en la cultura guaraní, es un mito que perdura hasta nuestros días en los yerbales de las provincias de Corrientes y de Misiones. La leyenda cuenta sobre esta deidad o Virgen, que fue transformada en planta para asegurarle la eternidad pero gracias a la benevolencia de los dioses tiene la capacidad de volver a su forma humana.
De hecho, utiliza esta forma humana para acercarse a los hombres y establecer pactos.
La dueña de la yerba es una virgen, alta y muy blanca con cabellos de oro. Su cabello cae sobre su vestidura que hace ruido como seda, todo brilla vestida de blanco muy atractiva y resplandeciente. Al pasar por el yerbal toma más altura e impacta por su presencia.
Los hombres que pactan con ella tienen sus beneficios pero no es fácil, este consiste en prometer frente a una planta de yerba mate a no tener relaciones sexuales con ninguna mujer. Dejando por escrito y enterrando el papel ahí mismo, a que día y hora regresará a demostrar que ha cumplido fielmente su promesa. De hecho, para quienes no cumplan con lo pactado tendrán consecuencias desagradables, no es algo para tomarlo a la ligera.
Hasta su valentía y amor por ella será probada, le enviara víboras y otros animales del monte a los que deberá enfrentar y vencer. Solo así ella se presentará en forma humana, una bella mujer que él podrá contemplar. Con respecto a su labor en el yerbal, su trabajo rendirá y le tocará las plantas más robustas.
Además ella cuidará del descanso de los trabajadores, recorre el yerbal durante la siesta pero más por las noches. Cuando todos se retiran, ella canta con una hermosa voz por en medio de las plantas estremeciendo todo a su alrededor.
El nombre que recibe es Caáyari, pero los que trabajan en los yerbales de Argentina le dicen Caási. Es la dueña indiscutible de la yerba. Aunque es una leyenda, para muchos trabajadores va más allá de una simple historia, dan fe de su existencia en más de una oportunidad en forma presencial.
Su convicción no los amedrentan ni avergüenzan por las burlas de los demás, de hecho tienen la certeza de lo que cuentan sobre la dueña de la yerba o la hermosa virgen. Inclusive piensan que la ignorancia no les deja ver a muchos sobre los misterios del monte y todo lo que sucede en el.
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