La Rotonda. Laguna Paiva, Santa Fe.
LA ROTONDA. LAGUNA PAIVA, SANTA FE
En 1912 comenzó a construirse el depósito de máquinas, conocido como “la rotonda”, en paralelo a las obras del ramal Deán Funes – Laguna Paiva.
Los planos del proyecto se aprobaron en el mes de julio de 1912, con una estructura, compuesta por galpones dispuestos en forma de herradura y con capacidad para 50 locomotoras. Las obras del ramal ferroviario y las del depósito de locomotoras llegaron a su fin a mediados de 1913.-
El Galpón de planta semicircular, en cuyo centro se encuentra la plataforma giratoria de 22 metros de diámetro, verdadero punto de articulación no sólo funcional sino también espacial del conjunto, permitía orientar las locomotoras hacia cualquiera de los andenes del interior del edificio a través de los tramos radiales de vías que conducían a cada una de las fosas de trabajo. Cada fosa contaba con su campana extractora de humo para realizar tareas con las máquinas encendidas.
La construcción sigue reglas de la arquitectura industrial del siglo XIX: Primacía de lo funcional, escasa ornamentación, sólidos muros de fábrica, de ladrillos, cabriadas metálicas y cubierta de chapas onduladas, la que se resuelve a dos aguas, con un lucernario que garantiza una iluminación uniforme y a la vez permite una adecuada ventilación.
El frente cóncavo presenta una secuencia de columnas de perfiles metálicos, en tanto que el frente convexo da lugar a una sucesión de pilastras y aberturas que generan un ritmo modulado por la curvatura del extenso muro.
En Junio de 1915 y con una dotación de 61 trabajadores, comenzó la producción y reparaciones de vagones y locomotoras y desde entonces su crecimiento fue sostenido, construyéndose a la par galpones para nuevas secciones de calderería, hojalatería, tornería mecánica, herrería, aserradero, carpintería y pinturería. Así y durante más de medio siglo, los talleres ferroviarios fueron consolidando el grueso de la población de Laguna Paiva y definiendo su carácter.
En 1980 Laguna Paiva fue bautizada “la Ciudad del Riel”. Trece años después se vería despojada de aquello que durante décadas la había moldeado social y urbanísticamente: los talleres ferroviarios.
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