Santa Rita de la Esquina, Corrientes. Parte 3
LA REGIÓN DESDE EL VIAJE DE CABOTO HASTA LA EXPULSIÓN DE LOS JESUÍTAS (1528-1767)
SANTA RITA DE LA ESQUINA, CORRIENTES
Se sabe con certeza que quien pasó por primara vez por lo que hoy es Santa Rita de la Esquina fue Sebastián Caboto, navegante veneciano al servicio de España, en 1528. Dice Luis Ramírez -uno de lo» tripulantes de la expedición- en carta publicada por Manuel Fernández Navarrete y reeditadas por Ricardo Trenes en la "Revista de la Biblioteca de Buenos Aires"en 1874, haciendo referencia al trayecto aguas arriba por el Paraná desde su desembocadura en el Plata, que lo hicieron por un río de cinco a catorce leguas de ancho, entre costas bajas y riachos que formaban una infinita cantidad de islas, lo que obligó a navegar largos trechos entre sirga y vela, hasta llegar a una isla entre Goya y Bella Vista (Toropí). Esta información hace suponer que navegó por el río Corriente desde el Espinillo (-que nace de la unión de Corrientes con el Guayquiraró-) hasta el Aguarachay, donde debe haber estado e! 18 de abril de 1528, por !a descripción que hace del "algodonal" y siguieron por entre los riachos hasta llegara las proximidades de Goya, para salir de nuevo al río Paraná..
Poco tiempo después pjsó Diego García de Moguer, ese mismo año, cuando remontó el Paraná para encontrarse con Caboto en las proximidades de los que hoy es Bella Vista. En 1530 lo hizo Pedro López de Souza, en 1536 Juan do Ayolas, Martínez de Irala y Juan de Salazar, expedición qus integraba Ulrico Schmidl, quien también escribió sobre este viaje; en 1537 pasó Francisco Ruiz de Galán; fin 1538 Alonso de Cabrero y Fray Francisco de Andrade en 1539, para nombrar sólo los primeros en esa etapa de la entrada "al interior de la tierra sudamericana.
Debemos recordar que aquellas que remontaban el río eran embarcaciones de dos palos, que debían buscar las riberas aptas pura podar sirgar cuando al viento no ayudaba en esas aguas de cursos y profundidades desconocidas. Quien primero especifico claramente el lugar es Schmidl, quién lo llama "El Algodonal", seguramente porque llegaron cuando los palos borrachos (zamoú) estaban blancos, con sus fibras que semejan el algodón, en una altura que fue la antigua Quinta de Badaracco, hoy estación de bombeo de Obras Sanitarias, altura que desciende en plano inclinado hacia el río Corriente, casi frente al actual canal Torsello .Aquellos que más tarde continuaron pasando por el río. seguramente entraban por al riacho Aguarachaí, hasta donde hoy es Esquina, lugar apto para amarre y con agues tranquilas, donde pernoctarían y repararían fuerzas.
A todo esto, los primitivos habitantes que ya mencionamos, habían comenzado a retirarse hacia el interior, hacia los esteros del Iberá y sus desagües naturales, por temor a enfrentarse a esos hombres blancos bien armados a quienes no comprendían. Años más tarde, cuando Garay decidió en 1573 fundar la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, envió desde Asunción una expedición que viajaría por la orilla izquierda del río Paraná, la que al mando del capitán Diego Ramírez, que en puerto Yeso (Entre Ríos) debía pasar a la otra orilla. Ruy Díaz da Guzmán, al referirse a ese viaje dice que se hizo sin dificultades y además descubriendo» aquel camino, explorándole sus tierras, las que hasta ese entonces no habían sido holladas por los españoles. Y fue precisamente Diapo Ramírez, con autorización de Garay, el primer poblador europeo que se estableció en "El Algodonal", y más tarde se trasladó hacia el interior, en lo que llamó "Estancia Redonda" (más tarde conocido como "Pago Redondo", en el siglo pasado "Colonia Derqui", "Colonia Berón de Astrada" y actualmente es al pueblo "Libertador"), en el lugar donde el arroyo Sarandí se une al Barrancas.
Según Manuel Cervera, en su "Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe"(1907), los herederos de Garay entablaron pleito a Ramírez por la ocupación de las tierras sobre el río Corriente, el que al ser ganado por ellos pasaron las mismas a ser propiedad de Gerónima Garay Cabrera de Contreras, quien fue la esposa de Hernandarías, por lo que Ramírez abandonó definitivamente "El Algodonal" para establecerse en su "Estancia Redonda".
Hernandarias, dueño de esta manera de las tierras comprendidas entre los ríos Guayquiraró y Corriente, autorizó al capitán Cristóbal González para que críe haciendas en ellas, levantando éste su estanzuela próxima al arroyo Sarandí, el que hasta 1700 se conoció como "Cañada de Don Andrés" (Cervera). Otra mención se hace cuando en 1632 los aborígenes del lugar se sublevaron y fueron perseguidos por los españoles desde Santa Fe, quienes penetraron por el Guayquiraró y los persiguieron hasta los esteros del Ibera. A su regreso fueron nominando las corrientes de aguas que encontraban: Sarandí, Avalos, Macieguitas, Espinillo, Pelado, etc..
En 1678, Francisca Ramírez Herrera de Matos, hija del capitán Diego Ramírez, solicitó permiso al Cabildo de Santa Fe para vender su propiedad "Estancia Redonda" a los Padres Jesuítas, y lo mismo hicieron los herederos del capitán Andrés González, con respecto a la estancia de Sarandicito o Cañada de Don Andrés. Ya en 1680 nueve jóvenes españoles y doce indios de la zona de Esquina fueron reclutados para la toma de Colonia del Sacramento, ocupada entonces por los portugueses. En ese tiempo los Padres Jesuítas habían levantado dos oratorios: en el Guayquiraró, desde el Espinillo a Barrancas, dedicado a San Higinio y el "Algodonal" bajo la advocación de San Isidoro.
No hay otras menciones para hacer sobre este lugar hasta el último cuarto del siglo XVIII, después de la expulsión de los Jesuítas en 1767, cuando sus estancias pasaron a ser realengas, lo que permitió el avecinamiento de quienes llegaban desde Santa Fe y Corrientes.
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