Leyenda de los Pétalos de la Rodocrosita
La Rodocrosita, piedra nacional
Leyenda de los Pétalos de la Rodocrosita
Llevaba mucho tiempo andando el chasqui y aunque estaba muy cansado no quería detenerse a reponer fuerzas, es que la ansiedad por llegar pronto a la morada del rey de los incas le daba fuerza para seguir. El motivo de tanta prisa era que tenía para el soberano un particular regalo: había encontrado cuatro gotitas de sangre convertidas en piedra. Cuando el monarca vio la ofrenda la recibió con mucha emoción.
Pero, ¿qué eran esas tres gotas de sangre petrificadas?
Cuenta la leyenda que en tiempos que ya hace mucho han pasado, en el lago Titicaca, existía un templo en el que moraban las acllas, las vírgenes consagradas al culto del dios Inti. En ese lugar se daban cita cada año la luna y el sol para abonar las cosechas y, además, en esa época también asistían a la elección sagrada del heredero del trono Inca, quien sería responsable de perpetuar la estirpe real.
En el templo de las acllas estaba prohibida la entrada a todos los hombres, era un recinto sagrado que no podía ser violado con la presencia de ningún hombre sea guerrero, rey o sacerdote. Sin embargo, un día, el muy valiente hombre de armas, guerrero Tupac Canqui osó desafiar la veda e ingresó al templo. Apenas sus ojos se posaron en ella, el guerrero se enamoró de la hermosa Ñusta Aclla.
Tuvo la suerte Tupac Canqui de que la sacerdotisa quedara, también, instantáneamente enamorada de él. Sin importarle las limitaciones que le imponía el Tawantinsuyo, la joven se escapó con su amado y juntos huyeron con dirección al sur. Tenían que proteger el vientre de Ñusca Aclla que, a esa altura, ya estaba repleto de vida.
Cuando el emperador se enteró de lo ocurrido estalló de ira y mandó a numerosos comandos guerreros para que encontraran a la pareja y los mataran, pero ninguno logró encontrarlos.
Los amantes se habían instalado junto al salar de Pipando en donde formaron una familia con numerosos hijos, ellos, descendientes del pueblo aimara, fundaron otro pueblo, los diaguitas.
A pesar de todo el amor en el que vivieron, no les alcanzó para romper las maldiciones que miles de chamanes incas habían echado sobre Tupac Canqui y Ñusca Aclla. La ex sacerdotisa murió, y sus restos fueron enterrados en la cima de una montaña. El guerrero falleció poco tiempo después ahogado en lágrimas por la tristeza que le daba vivir sin su amada.
En Andalgalá, el chasqui una tarde descubrió, a las afueras de esa ciudad, una tumba, era la de Ñusta Aclla. Le impresionó ver como crecían sobre ella rosas con pétalos de sangre sobre la piedra que marcaba la tumba. Reaccionó rápidamente y tomó una de esas rosas para llevárselas al emperador Inca, pues él conocía bien la historia, todo el imperio se había enterado de lo sucedido con la sacerdotisa y el guerrero.
Al momento de recibir el presente, la emoción invadió el corazón del monarca y ya no pudo seguir guardándoles rencor a los enamorados. Los perdonó y aceptó la flor de rodocrosita como símbolo de ese acto.
Desde ese momento, la flor de rodocrosita representa la paz, el amor, y el perdón, las princesas de Tiahuanaco lucen orgullosas pedazos de la piedra de rosa incaica.
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