Eli Whitney. Creador de la desmontadora de algodón.

El mecánico e inventor Eli Whitney nació el 8 de diciembre de 1765 en Westboro, Massachusetts. Su padre, al igual que muchos agricultores de la época, tenía un taller en el que hacía y reparaba las herramientas y equipos agrícolas.

El pequeño Eli pasaría muchas horas de su infancia jugando con las herramientas del taller. Con tan sólo ocho años, mientras sus padres asistían a un servicio religioso, desmontó el reloj para ver cómo funcionaba y después de examinarlo pieza a pieza, lo volvió a montar de nuevo. También fabricó clavos, alfileres de sombrero y bastones de metal.

A los 23 años se matriculó en la Universidad de Yale. Huérfano de madre, su madrastra se negó a costearle la carrera y tuvo que trabajar en una granja para pagar sus estudios.

Se licenció en 1793, con 28 años, siendo uno de los graduados de mayor edad. Con el título bajo el brazo, aceptó una plaza de profesor en Carolina del Sur, pero en el trayecto conoció a la viuda del general revolucionario Nathaniel Greene, quien le invitó a su plantación de algodón.

Algodón limpio, sin semillas

El algodón era un cultivo muy adecuado para el sur de EEUU, pero era difícil separar la fibra de la semilla, a la cual estaba pegada.



En abril de 1793, Whitney inventó una máquina desmotadora que consistía en unos alambres que entraban por unas ranuras y se enganchaban en la fibra de algodón sacándola de vuelta, libre de las semillas. Cada uno de estos ingenios mecánicos podía producir 25 kilos de algodón limpio al día.



“Cada uno de estos ingenios mecánicos podía producir 25 kilos de algodón limpio al día“

El invento hizo que el algodón se convirtiera en un buen negocio y su cultivo se extendió con rapidez por los estados sureños. Como consecuencia de ello, se reactivó el mercado de esclavos y crecieron las diferencias con los estados del Norte. Con el paso del tiempo, la desmotadora de algodón pudo ser la causa de la guerra civil americana.

Con una subvención de 50.000 dólares que le concedió el Estado de Carolina del Sur, Whitney volvió a Nueva Inglaterra para fabricar la desmotadora. Pero la máquina era tan sencilla de fabricar y tan fácil de copiar que se gastó casi todo el dinero en proteger su patente, sin apenas beneficios.

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